miércoles, 25 de mayo de 2016

TOPONIMIA LLANOS




Los Llanos Orientales abarcan un área superior a los 150.000 kilómetros cuadrados, en territorio colombiano, que se continúa en Venezuela a lado y lado del río Orinoco. Esta provincia, a lo largo del tiempo ha sido poblada por grupos humanos muy diferentes; las estructuras económicas, sociales y políticas de ellos comprenden una amplia gama. De allí que no sea posible definir la región considerando un tipo de economía específica, la estructura social de sus habitantes o la integración social política de los mismos.

Por el contrario, el medio permite delimitar zonas; en ellas se introducirá el componente humano con posterioridad.


Una de las características relevantes en la identificación del ámbito llanero es la vegetación. En ésta predomina un componente herbáceo, en el cual tienen un alto porcentaje los pastos con tipo fotosintético C-4. Coexisten con éstos, los bosques de galería, las "mates de monte" y los esteros. Los primeros, son conjuntos de árboles, por lo general de gran tamaño, que se localizan a lado y lado de las corrientes de agua. De esta forma, parecería que los ríos y caños se encontraran rodeados por una espesa selva. Detrás de esta, la sabana; con su inmensidad recuerda el océano.

Al recorrer las sabanas, de trecho en trecho, se encuentran conjuntos de árboles y arbustos aislados, formando bosques de reducida extensión. Estos subsisten distanciados de los cursos de agua, gracias a profundas raíces que les permiten obtener el líquido de los estratos inferiores del suelo y crear progresivamente un microclima que favorece a otras plantas; para el llanero esta es la "mata de Monte". Se ven, no muy alejados de las matas de monte, algunos arbustos. De formas caprichosas y con escaso follaje, estas plantas representan uno de los mecanismos mediante los cuales el bosque se protege y se extiende sobre la sabana. Se trata de plantas pirofiréticas, es decir plantas que ha desarrollado mecanismos que les permiten ser expuestas al fuego y sobrevivir. Estas constituyen una de las adaptaciones más asombrosas que han producido las sabanas tropicales.


Los esteros, con características similares a las del bosque de galería, se diferencia de este último por contar con árboles pequeños y gran cantidad de herbáceas, que crecen en aquellos lugares que durante prolongados períodos permanecen inundados.

Si bien la vegetación de las sabanas permite una identificación de las mismas, no es el único, ni el más importante de los componentes de éstas. La existencia de dos estaciones bien marcadas determina muchos de los procesos importantes en el ecosistema 2 . El verano o estación seca comprende de dos y medio a siete y medio meses, durante los cuales no se dan fenómenos de precipitación. El invierno, en oposición, se caracteriza por lluvias torrenciales que en ocasiones se prolongan por varios días. Estos cambios climáticos no sólo influyen en la vegetación, produciendo un paisaje verde en invierno y uno amarillo grisáceo en verano, sino que afectan los suelos en su composición y aptitud de uso, marcan la iniciación de ciclos de importancia para las especies animales y vegetales y por consiguiente alteran las actividades humanas.

2 . En la actualidad las sabanas tropicales son definidas por su régimen climático, aunque en el pasado los criterios empleados se relacionaban con la vegetación (ver Harris Human Ecology in Savanna Environments, Academic Press 1980).

Los suelos de las sabanas tropicales, constituídos por arcillas en su gran mayoría, impiden la filtración de las aguas en el invierno. Fenómeno que acelera el lavado de los estratos superiores y determina la aparición de grandes áreas inundadas. Este efecto es magnificado por una topografía poco pendiente , que toma en el paisaje usualmente la forma de ondulaciones. En oposición, durante la temporada seca los suelos tienden a cuartearse ya que no recuperan el agua que pierden por evapotranspiración. Por otra parte, la resequedad de la vegetación durante este período, facilita que se den grandes incendios, ya sea por fenómenos atmosféricos o causados por el hombre, contribuyendo a la pérdida de nutrientes en los horizontes superiores .

Si bien las características anteriormente citadas son comunes a todas las sabanas tropicales, la geomorfología en cada una de ellas introducirá comprensión del ecosistema. Esta última, cobra especial relevancia cuando se trata de estudiar el poblamiento y las adaptaciones de los diferentes grupos humanos que habitaron en los Llanos.

La falla que corre paralela al río Meta, genera regiones divergentes, en cuanto a facilidades para su ocupación; los Llanos al Sur del Meta, al Oriente y los Occidentales, corresponden a zonas, cada una de ellas con características propias, que tuvieron en cuenta los antiguos habitantes de estas partes 3. Esta primera sectorización cobrará un carácter más específico, a medida que el dato arqueológico así lo requiera.

3. Vale la pena aclarar que el río Meta toma ese nombre después de que el río Humea deposita sus aguas en el Metica. Es entonces, desde la línea trazada por la unión de estos ríos, que consideraremos las diferentes zonas geográficas.

Igualmente importante, desde el punto de vista de las ocupaciones humanas, es la prolongación o la disminución en los períodos estacionales, como consecuencia de cambios en la latitud. Aquellos puntos ubicados en la región meridional, gozarán de una estación de lluvias prolongada y un período seco de menor duración.

La geografía Llanera, ha contribuído a fomentar procesos adaptativos, en ocasiones antagónicos, entre los diferentes grupos que poblaron y pueblan la región. Es por ello que se hace indispensable revisar los datos básicos con los que contamos, desde una perspectiva que incluya consideraciones geográficas.


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